En la playa
Hoy estuve en la
playa, y contemplé la mar.
Mundo de otro mundo se me antoja teniéndolo tan cerca. Nos
sumergimos en sus aguas gozando la ingravidez del cuerpo; desnudos nuestra piel
se siente acariciada y asoma un atisbo de sensualidad que predispone. Centellea
la luz del Sol sobre sus rizos, y en la noche, la Luna se refleja meciéndose en
sus ondas y despierta románticos sabores en labios que se besan.
Haces
de Luna, rayos de Sol. Espejo en el que las estrellas se miran. Mar en calma
que seduce. Una barca, dos remos y un amor.
Todo
eso, y más, me inspiran su contemplación. Pero hoy el mar no se presta a la poesía. Está bravo.
Rompen con estrépito las olas en las peñas, las remontan, las cubren, y la
espuma se eleva impetuosa pereciendo al viento que la sopla y la convierte en
nube.
Observo
sus bocas, una tras otra, desmedidas y cóncavas, que crecen y se abren como
tenebrosas fauces ansiosas, mordiendo la playa y tragando su arena con la
resaca.
Atronador
rugido embravecido cuando vuelcan y se esparcen corriendo veloces hasta
amenazar las dunas.
Y
mar adentro, la galerna.
Mar arbolada, montañosa, que atenaza el corazón del pescador. Se hunde la proa abriendo surco que tras la popa cierra, pero dolida
quizá en su orgullo, barre la cubierta con sus aguas, parte el trinquete,
quiebra la mesana y abate el palo mayor.
La
bambolea –la mece, diría el poeta- más la levanta, la inclina, la escora, y en
la lucha, hay veces que no perdona la insolencia del marino y amortaja con su
manto frío.
Sepulcro
igual de tenebroso a la luz del día que en la negra noche.
Pasará
la tormenta, volverá la
calma. Y en la playa, se verterá otro mar... de lágrimas, de
alguien que recordará noches de Luna, lecho de arena, amor que bañó sus aguas y
besos de labios que engulló el abismo.
Hoy...
estuve en la playa.
1 comentario:
Bello bello!! Cuánto da el mar para escribir, para sentir o presentir. Un gusto leerte amigo, como siempre!
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