Morocha de arrabal
A Dora Romano, in memoriam
En el patio la sombra anochecía
un enjambre de sueños y rosales,
ella bailaba el tango y florecía
aún quedan de su brillo estos retales.
Cotidiana cerró el último día
y se entregó a la noche, a sus caudales
aguas sin fin. No supo de agonía.
Valiente y generosa fue a raudales.
Morena, de sonrisa abastecida
-dejó al nenúfar donde el sol lo espíe-
cuando su voz batió la despedida.
Tal vez soñó que el tiempo se deslíe
porque al cruzar la puerta de salida
ladran los perros que la muerte engríe.
6 comentarios:
Es un tango Paula. ¿lo leiste con música de Piazzola?.
Un beso
enorme facilidad la tuya Paula para la bestia, le temo tanto que cuando me castigo me impongo un soneto (que pocas veces logro terminar) te felicito, y si, como un tango triste.
un abrazo
.
Paula, hermoso y sentido soneto, en el que, por lo que veo, has optado por serventesios en lugar de cuartetos, dándole con ello una cadencia distinta a la lectura, no sé si más fluida, pero sí diferente y grata. Hay versos que me atraen me manera particular: "Morena de sonrisa abastecida", que me recuerda (sólo recordar, eh) a aquel, "moreno de verde luna"; o esos dos primeros versos con que comienzan a situar el doloroso y sentido "planto."
Enhorabuena. Y gracias por compartirlo.
Saludos.
Simple y Llanamente...
Precioso!!
Has Logrado Teñir de ritmo
El compás de cada renglón.
Un cálido saludo.
Precioso tu poema. Se desliza entre el aroma del tango. Bien podría serlo. No así, un soneto, pues no hay cuartetos, sino serventesios y por alguna cosa más.
Me ha gustado mucho.
Laura
Paula Malugani,
¿Cómo es que me siques, qué tanto te acercas, qué ves cuando me lees?
anuar iván.
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