¿Qué es ese ruido que oigo a lo lejos?
La noche me asusta, me invade el miedo.
Temo por el mar, por las olas muertas
Y por que se pierda el azul del cielo,
Pero me espanta mucho más tu ausencia,
Si tú no estás conmigo, yo no vivo,
Me siento vagabundo por la calle,
Te hiero si me pones por el suelo,
Soportare la noche sin estrellas
Pero nunca, por ti, el abandono.
Me aterra el lloro de las calles,
Las ratas, el elefante blanco,
Que los beodos terminen el alcohol
O que de frutas no se haga vino,
Siempre tiemblo cuando me veo ya cadáver
Pero si estás tú ¡que sosiego!
Ya todo en la pradera amarillea y
Desdibujo la tristeza en mi pecho
Mis antes alucinadas pupilas
Me regresan del aletargado mundo,
Si tu imagen, a mí, vuelves sonriente
Abriré las puertas con gran estruendo,
Entonces nuestro lloro será de alegría
Y si me respetas, ¡viviré de nuevo!.
Rafael Mérida y Cruz-Lascano
Guatemala 1938-
Novena a Guatemala
Guatemala de espléndida belleza
donde Neptuno, tímido buscó
Unífero tropical paraíso
y viendo al pérfido, ¡Marte lloró!
Árida, infeliz, vaga patria mía,
la sombra que Júpiter olvidó,
Trémulos en tus brazos temblorosos,
prístina, egregia libertad cayó.
Estrépito al furor de la metralla,
mágicas notas del recio cañón,
Mírate ¡Oh! moribundo perseguido
cómo estás destrozando el pabellón.
Atrévete, vuélvete en el camino
ponte la panoplia, espada y cimera.
¡Los cielos de mi patria están llorando!
en medio de la trágica bravura.
Alúmbranos,¡Oh poeta! ,¡Oh Minerva!
que veamos de nuevo la primavera.
Rafael Mérida Cruz-lascano
Mayo, 2000
PRIMERA MISA
Ábrese el templo, y en su primera misa,
Sus campanas, lloran un Padrenuestro,
¡sus quejas, se cubren de suave brisa!
Es Martita, "La de cristiano ancestro",
una buena esposa, una madre pía
A quien él Señor, dio, sino siniestro.
De juvenil belleza y lozanía
el andar, fue caminar hacia el cielo,
Al pronunciar su nombre: digo, MARIA.
Su salud fue su mayor desconsuelo;
A la Virgen, su corazón ha dado,
Esperando saltar, al largo duelo.
La llenaron de cariño y cuidado,
Insuficiente fue la medicina
Para con el enfermo desahuciado.
¿Por qué, Dios mío, Si es ella tan divina,
la ciencia no tiene razón, y cura,
su vivir de zarzas en que camina.?
-Yo se cuál es- causa de su locura,
el llanto, de Ricardo, triste esposo,
que suplica consuelo a su tortura.
¡Lo vi. llorar! Con eco lastimoso,
rezaba el, con voz que reclamaba,
el no atenuar, el dolor penoso.
Ante el lecho donde, ella, agonizaba,
¡Haré tu voluntad, Señor!, -decía-
su esposo, al mismo tiempo que lloraba.
En cada lágrima un avemaría
puso, cuando al volar su alma, que siente,
Retornar al suelo, en donde nacía
¡Hay ! cierra tus dos ojos, inocente,
no veremos lágrima en su mejilla
ni sonrisa, de su rostro, doliente.
Misa de ánimas hay en la capilla,
En hombros lo traslada para el templo,
Entre cuatro cirios, "el cuerpo" brilla.
Rodeada de deudos, yo la contemplo
Descansar en brazos del Nazareno,
Que por la pasión, siguió con su ejemplo.
En el camposanto mora, en su seno
Y frío nicho, que mudo, la acapara,
Y las quejas, lloroso, desordeno.
¿Por qué? ¡Oh! Dura muerte, me inspirara,
caprichosa elegía triste, de dolor,
para el esposo que tanto la amara.
Lleno de mística expresión, con clamor
Y con versos entrega, sus pesares,
En ofrenda, a Don Ricardo Solares…
Rafael Mérida Cruz-Lascano
¿ Cómo llora un poeta?
Es hora de mi ocaso, dice fiel
La hechicera, ya merezco esa pena,
de la vida extraje toda la miel.
Una tarde clara , quieta y serena
Cuando el sol cae, la siesta, está tomando,
Oigo el pipiar en los nidos… sin pena.
Y sí la brisa me arrulla dormido,
y me acaricia tu amor, que es mi hechizo,
No quiero despertar, si no en tu nido.
Te veo en mi sueño como Dios te hizo,
aldeana, cariñosa y discreta
Que trocó mi choza en oro macizo.
Al despertar no vea, en la faceta
Ninguna vez recuerdo que me humilla,
O llorar como llora un poeta…
Y ¿cómo llora un poeta? –dice ella-
¡el papel queda blanco de repente,
y se vuelve imperfecta la plumilla;
la primavera pasa indiferente,
los polos cubren la esfinge de nieve,
el trino del ave, no oye la gente!
¡las campanas no alegran cuando llueve,
las notas musicales enmudecen
y con el aire, la hoja, no se mueve!
Rafael Mérida Cruz-Lascano.
Romance amétrico encadenado,
con un acróstico Interno que forma un ovillejo
“Como una Hoja”
Al Padre José Aurelio Fernández
Un recuerdo
Tornaba sus pasos tras el Hno. Francisco el Bueno,
¿Triste?, ¡No! , iba llorando, pero de alegría
-como hoja soltada, cae al peso del sereno-,
pues Francisco , le llevara con Cristo y María
¿Quién se opondría a lo que en su mente se taladre?
¡Padre! no tengáis congoja, os dejo el alma mía.
Antes seminarista, Enferma, descubre…
¿Será otra hoja –de vida- desprendida y no se?
José acepto lo incomprensible, él, eso lo cubre.
De buen predicador -decía- no fracasé
daba gusto escucharle con su acento y leísmo
saboreando pobreza, estrecheza, decíase.
Dentro del remanso impasible del cristianismo
¿Qué sería no vivir la vida de evangelio?
Aurelio aceptó, el paso marca al Catecismo.
Cristo, María, Francisco, Sagrado trifinio
bifurcaciones que acepta y toma mansamente
hasta que se resulte impregnado en su concilio
perdonaba faltas y miserias sabiamente
con juventud seráfica, piadoso rezara,
cerramos la hoja del libro, con rostro doliente.
Era hijo de Fernández, que así se apellidara
Y de Socorro, mujer de mucha fe y pasión
él, José Ma. Que el padre González bautizara
Siempre “para todo uso” presenta una oración
el frailecito que siempre esboza una sonrisa
sobre su siempre, grueso gabán, un medallón
En la iglesia se celebraba su última misa,
las campanas lloraban como un ultimo ruego
veían que la parca se acerca muy aprisa
No le decimos adiós, yo le digo hasta luego
pues quizás por tanto calor se lo comió el clima
El Padre José Aurelio siempre vivirá en mi ego,
!El Ángel encarnado, Nelahel... vuelve a tu cima!
Ovillejo:
¿Quién se opone a lo que en su mente se taladre?
Padre
¿Será otra hoja –de vida- desprendida, y yo no se?
José
¿Qué seria no vivir en la vida el evangelio?
Aurelio
Tornaba sus pasos tras el Hno. Francisco el Bueno,
Dentro del remanso impasible del cristianismo
-como Desprendida hoja cae al peso del sereno-,
El Padre José Aurelio
Rafael Mérida Cruz-Lascano
"OH PATRIA CAMPESINA"
¿En dónde están mis aldeas
en dónde estará mi gente,
dónde soldado valiente
pa’defender las estrellas?
Abandonó su terruño
Es su querencia y su todo
Sus lágrimas hacen lodo,
Odia la sangre en su puño.
Se fue para la montaña
Arrastrando a su mujer,
No tiene donde escoger
O le cae la guadaña.
¡Es grave su encrucijada!
Su mujer siempre primero:
Si no es por el guerrillero
Es por soldado, violada.
No tiene suerte mejor
Y nadie que lo resguarde,
¡Si huye es un grande cobarde!
"Si ayuda es un gran traidor"
A. Rafael Mérida C.
D E S O L A C I O N
Yo si se, que es ser esclavo
De un puro amor respetuoso,
Fui el novio, amante, hoy esposo
y siento, en mi sien un clavo.
Preguntas? Si alguna vez recibí amor
O voluntariamente una caricia,
Fui abofeteado en mi loca avaricia,
Que me hizo limosnero en el dolor.
Quiero llenar de ese licor mi fuente
Para mitigar el duro destino,
Debe ser que estoy extraviado en vino,
Debo ahogar mi pena en aguardiente.
Maldigo al que se burla de mi vicio
Pues no sabe que mi dolor mitigo,
Pues soy ebrio y solamente eso mendigo
Para necio olvidarme del desprecio.
No permito un solo dedo en la herida,
Si te ofendo no me digas ¡villano!
Pues solo me ofende la que más amo
Solo lo permito, a mi más querida.
Con mis sentimientos en catapulta
Cuando mis sentidos están nublados
Creo ver vuestro rostro por todos lados
Pues bebo loco, solo por tu culpa.
Se envejece mi faz, mi pelo está gris
La boca medio abierta está que babea,
Los anteojos caídos sobre la nariz
Y mi lengua no habla, solo sesea.
Porque nací pintor y poeta loco
Y también mi necedad que ya es mucha
Hablo y hablo, pero así , nadie escucha,
No tengo nada, de lo último un poco.
De mi mano dormida el pincel cae
Pues he perdido todo el universo,
En mi mente ya no se inspira un verso
No da figura, la pintura que trae
Y si algún día me supuse engañado,
Dejad descansar "féretro sombrío"
No quiero que llores cuando esté frío
¡es locura! Pues solo he soñado.
Rafael Mérida C.
Mi Jardín
Allá, a lo lejos se escucha
del tren su claro silbido,
las aves dejan el nido
para formar en el cielo una marcha.
Ya las estrellas se esconden.
El niño desde su lecho
siente alegría en su pecho
deja que los pajaritos lo nombren.
Los campos en primavera
hacen bailar en sus tallo
todas las flores de mayo,
de belleza como nunca antes viera.
Donde el sol derrame vida
allí nacerá una flor
que convertida en amor
a que dancemos juntos nos convida.
Las plantas mecen las hojas
brillo de puro verdor
quiere con flores , amor,
darte colores, los que escojas...
Primero está la rosita
que vestidos tiene mil,
arbusto de vaina añil
al saludar extiende su manita.
El clavel enamorado
de la Hortensia bicolor
resguarda con el calor
a la sombra que viste de morado.
El girasol mira al cielo
de reojo al caminante,
ya quiere que se levante
y juntos agradecer el consuelo.
Bajo cielos de hojalata
la comadre margarita,
dice, saberse bonita
porque sus flores tienen oro y plata.
El presumido alcatraz
presenta sus flores blancas
y con las flores que arrancas
un ramo a la virgen llevas y, rezas.
Desde uno a otro confín
tornase vuelto canción,
convierte de corazón,
festivas, las flores de mi Jardín.-
Rafael Mérida Cruz-Lascano
Álbum, de mi siempre, lleno de armonía
donde guardo la gracia redentora,
flores miles que llenan vuestra aurora
y coronan el cristal de María…
prístino eco de inmortal fantasía
de donde emana verba trovadora,
Allí este bardo canta su dolora
Hija del “único Padre”. ¡María!
¡Dime! temo, mi fe sea burlada,
Como fue... de escabroso tu camino;
sirvió para que de unos el destino
cambie con las flores, vuestra alborada.
Única reina “Madre Dolorosa”
Te entrego mi ofrenda con armonía
Y no es sortilegio Virgen María
¡Cada lágrima tuya es una rosa!
En este canto a la niña de “El”
Con selectos arpegios, no se empaña,
Símbolo son las guitarras de España
O los versos que deja Rafael
Rafael Mérida Cruz-Lascano
Triduo Pascual
Se abre este Triduo Pascual,
el pórtico misterioso,
Comunión y sacrificio,
festejo, venida anual.
Tu, maestro de servicio.
Tu ejemplo de caridad.
“El que Sirve” de verdad,
“Edicto nuevo”, mi vicio.
Eres mi cuerpo, mi sangre,
eres mi huerto, Los Olivos,
sangre y cuerpo, mis suspiros,
mi pasión, amor en grande.
Sirvo a tu cruz Padre mío,
la oración universal
Místicamente real,
victoria al pecado mío.
Tu amor siento, toco y miro,
la salvación así avanza,
amor, entrega, esperanza,
tus lecciones… mi suspiro.
Al pié de la cruz, María,
OH, Jesús crucificado
una llaga en tu costado
sigue sangrando aun hoy día.
Se ha apagado la música,
he quitado los adornos,
hay silencio en los contornos
hora de liturgia mística.
Como Luz es su palabra,
un cirio blanco se enciende,
es el agua que se entiende
nuestro baptisterio hoy abra.
¡Qué dolor el de la Madre!
“Su hijo en el sepulcro frío”
-tres días y está vacío-
“Regresa, nuestro Padre”
Rafael Mérida Cruz-Lascano
Soneto elegiaco
PATRIA MIA
Soberbio, con un grito enfurecido
mi voz levanta un reto enajenado
viendo a mi país, pobre, arrodillado
temeroso del paria embrutecido.
¡Y tú¡, hijo desmayado y rendido
mira la insignia patria derribada
por tiranos sin respeto... violada.
Convierte su santo en "himno-alarido",
Dejándote, yerta, débil, rugiente,
feroces hijos crueles han tumbado.
No puedo sentirme sino furioso.
Los blasones, tu escudo, indiferente
con impío furor quedo quebrantado
Sin que de allí saltara un valeroso.
Guatemala entre 2000 y 2003
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