Aquellos ojos desatinados
estaban clavados en las rosas
que impregnaban la estancia, sin pretenderlo,
de un aroma sutil
bajo el silencio más absoluto.
Se desgranaron los minutos
como invisibles esporas
al menor soplo de los años,
y le llevaron,
entre calles cubiertas de niebla,
a la región de la desesperanza.
Aquel día escribió
con letra desmayada,
"he dejado de ser un niño".
3 comentarios:
Profundo y magnífico.
Preciosa manera de expresar que los años pasan sin darnos cuenta (o al menos eso es lo que me llegó), de cualquier manera es un poema entrañable. Un beso.
Gracias
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