miércoles, 15 de diciembre de 2010

Si el poema no combate, muere

Si el poeta y su poema quedan presos entre las sílabas críticas de sus congéneres y compatriotas del verso. Si no lucha contra las mentes inmóviles, el borreguismo, la desidia, el embobamiento colectivo. Si la rima no es un arma pulida y certera que busque liberar a los presos de blancos espacios vacíos de memoria y reflexión. Si la arpía prosa engalana y disfraza con metáforas rebuscadas nuestros ojos y envilece los oídos... siendo así...

Nada hacemos aquí.

Alonso, fulmina Poetas de Hoy y fulmina todos los versos y fulmina todos los recuerdos y fulmina las poesías aún no preñadas. Asesina los versos que encuentres, conviértelos en manuales técnicos, informes contables, memorias científicas. No me permitas intentar otra rima sobre una palabra con otra. Ni permitas a ningún otro aspirante el atrevimiento.

Porque el poeta tiene el deber, la obligación, el compromiso, el destino de combatir por lo humano sobre lo mundano, de lo emocional y sentido sobre lo comprado y lo valorado; de soñar la memoria futura, de construir los recuerdos venideros.

Eso, o abandonar este sueño.

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