A Pablo Neruda
Me basta un ancla que sobrevivióal cementerio del mar,
me basta la rueda de un carro
con la que se ha construido la barbarie y el paisaje de los hombres,
un mascarón de proa me basta
para esta oración.
Pero reclamo la voz, el grito,
la confusión, la furia de América,
la rabia de los ciclones de América,
la sangre humillada y aterida de América.
Roguemos con una sola lengua
para que lluevan Pablos
sobre la tierra sedienta de Atacama,
sobre las selvas henchidas de savia y oxígeno,
las selvas que no han sido traficadas ni vendidas,
las selvas remotas de oscura umbría y de raíz que palpita
del Perú al Brasil. Que lluevan Pablos
sobre la cicatriz de Panamá,
sobre Nicaragua, rica en poetas,
sobre todas y cada una de las islas del Caribe,
-hasta aquella en la que apenas pueda anidar una sola gaviota-.
Que bañen la tierra y limpien la sangre
impuramente derramada de los inocentes,
que hagan lucir las sonrisas perdidas, los sueños negados,
los muertos en las fosas, los desaparecidos, los silenciados,
los llantos vertidos en el olvido de los oprimidos.
Por los valles, por las pampas, por las orillas de los ríos,
por los pechos de las madres, por el coraje encendido
de los campesinos que nunca se pierde,
por las montañas donde reina el cóndor,
por las escribanías y las medallas infectadas
de los generales, por las camarillas de las dictaduras,
entre jaurías de ocelotes, junto a la víbora más mortífera,
por las ruinas de Chichén Itzá
o por los albores del sagrado Machu Pichu.
Que crezcan Nerudas
sobre la carne fértil de América,
desde Tierra de Fuego a Sierra Madre,
que se repartan de mano en mano, de sudor en sudor,
entre el beso y la frente del niño recién nacido,
que sean vino de conciencia en la mesa del rico ostentoso.
Que la tierra sea fecunda de Nerudas
como flores que anuncian el fruto,
y vengan a ser levadura nueva,
pan de vida que alimente el aliento
mientras brota de los pechos que gritan Libertad.
Venid todos a compartir
esta oración a Pablo el poeta,
curtidor del universo, herrero de las estrellas,
conciencia despierta de las Américas.
Que todos lo recuerden en toda su hechura,
en cada surco abierto de su verso,
que por siempre viva y que su palabra
germine entre nosotros.
Que se renueven los Pablos Nerudas,
que cada bandera de América
sea un sólo poema de amor y que su presente
ya no sea -nunca más sea- una canción desesperada.
© Francisco Vargas. Junio 2010
2 comentarios:
Gracias a Alonso de Molina por invitarme a participar en este blog tan lleno de buenas vibraciones y buena poesía. Espero ir leyendo y conociendo poco a poco a todos los que en él participan.
Un abrazo a todos de Francisco Vargas.
mi más calurosa bienvenida a este espacio Francisco, y además con un poema a mi admirado Neruda que es una oración, todo un canto a la naturaleza con excelente expresión poética pleno de imágenes y sugerencias.
Te mando un fuerte abrazo y espero seguir leyendo tus magníficas entregas
.
Publicar un comentario