“siete mil veces he muerto
y estoy risueño como en el primer día”
J. Sabines
El mundo es la sartén
y la gente se arrima al calor del barullo
a remendarse el hambre
y expresar los favores que esperan concederse.
Las mañanas deformes suman todos los vicios.
Podría atarme cada mano tras la nuca
para anular el tacto de las comadres;
podría atragantarme con un cuchillo
para clavar la santa cruz en las ingles;
podría nuevamente dejar mi culo al aire.
Llegó el momento de zurcir los calzones.
No hay pulsión que fecunde a la tierra y la preñe
sumergiéndola en dádivas que eleven sus raíces ,
que nos aleje de los ojos timbrados del infierno,
del resplandor de los espejos,
y de la vana búsqueda del bosque.
Aunque la noche obsequie
el silencio vencido de las vocales,
oye y escucha los rumores del hambre.
Descalzados, sin tierra donde alojar la entrega,
se condena a la hiedra que huye
hacia el sexo caníbal devorador de verbos:
prestados a morir
seremos el jardín que la noche visita.
De: un humano cualquiera.
*El título de este poema corresponde al verso 18 de la obra poética
Algo sobre la muerte del Mayor Sabines (1973)
PRIMERA PARTE - III POEMA
del que es autor mi admirado Jaime Sabines
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