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Cuando, con el paso de los años,
vas poniendo cara a la muerte,
te sientes más cauto y más sabio.
Te despojas con calma de lo superfluo
y vives cada minuto con la intensidad
del que se sabe prescindible.
Las horas pasan en el reloj más rápidas
y la noche te invita a vivir despierto
con alas sedientas de vampiro.
Ya no te abruma el futuro
ni el ayer es un recuerdo imborrable,
que golpea con saña tu frente.
Cuando, con el paso de los años,
se apoderan las canas de tu sienes,
sientes que la vida es corta y apremia.
Te atraviesan los pasos del silencio
cada vez más graves, más rápidos
con arcilla en tus pies de náufrago.
Ya no desesperas si pierdes el tren,
y esperas al siguiente con los ojos
metidos en un libro o en los de tu amada.
Ahora que sabes la vida más corta,
encuentras la rabia necesaria
para soportar el peso del miedo,
el dolor, la angustia, la esperanza.
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1 comentario:
Me gusta este poema por su serenidad. La misma que se siente cuando la muerte pasea por tu jardín, entre las flores y te advierte el paso del tiempo sin premura. Cuando te asomas a la ventana, sigue ahí y,al final, aprendes a saludar con una sonrisa.
Encarna
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