De niña no conocía tu nombre.
Eras sólo luz y oscuridad.
Los años eran inacabables.
La vida hermosamente infinita.
No logro atraparte, detenerte.
Eres invencible.
Te vistes con nuestros desaciertos
y victorias presentes.
Conoces a nuestros ancestros milenarios
y futuros descendientes.
Aristóteles acierta, te desenmascara, te delata.
Eres irreversible, universal e imaginario.
¡Nos mides, fragmentas, organizas y dominas!
Te vistes de eventos sociales e históricos.
Einstein me grita desde su tumba:
¡Eres sólo una ilusión!
Inventores de relojes, calendarios y libros
se dejaron seducir por tí.
El mundo entero es tu fiel servidor.
¿Qué hacia Dios antes de la Creación?
Mientras te buscaba un nombre,
te deshacías entres sus manos.
Con él tampoco tuviste compasión.
Todos seguimos siendo tus esclavos.
Marisol Cragg de Mark
2 comentarios:
Hermosa entrada Marisol, los misterios aún no están resueltos, y a cada cristal le corresponde un color...
Besitos preciosa!
es la pregunta que más veces nos hacemos y la que menos respuestas obtiene. Tal vez debiéramos escucharnos más, seguir nuestros impulsos, intentar acercarnos a ese gran desconocido que conforma nuestro ser.
bravo por tus letras, por invitar a la reflexión
un fuerte abrazo amiga
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