Araño una y mil veces la oscuridad
de mi alma
para encontrar
la ansiada y buscada calma.
Una confusión alrededor mío
gira y gira
mientras más de un niño me observa,
me mira.
Fuerzas me faltan para escapar,
para huir
de mí y de este monstruo
que me quiere destruir.
En este pozo negro como la noche
caigo muy hondo.
Caigo de prisa
sin lograr ver el deseado fondo.
No pretendo retener la inocencia perdida,
pero si la estrella,
la luz
que ilumine mi vida.
Marisol Cragg de Mark
3 comentarios:
Quizá no deberias buscar la inocencia perdida sino la madurez que es una incognita o la vejez que tambien lo es....un beso enorme nnavegante.
Un hermoso poema lleno de luz y tinieblas, de miedos y triunfos...Un abrazo.
No sé si se podrá añorar la oscuridad del alma.
Pero si sé que en la luz está el reeencontrarse con uno mismo.
Unps versos claros..sin laberintos.
Un abrazo
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