lunes, 18 de mayo de 2009

Podríamos decir que hoy es un día perfecto y que la música suena alrededor de mi cintura



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Mi psicólogo dice que soy un ciego a la espera de lazarillo.
Sin asustarme del todo, converjo con él en la apatía de mis emociones y también coincido en que la supervivencia de mi felicidad depende en primer término de la aprobación y afecto de los míos.

Sabiéndome irracional fabrico mis cruces con palos exactos y persigo mis metas con vehemencia.
Pero no. Dice el psicólogo que las personas más felices no persiguen metas minuciosas y se complacen en la tolerancia. O eso me pareció entender.

Dice también que las conductas de hoy tienen mucho que ver con las conductas del pasado, que las obsesiones y recuerdos negativos como un rechazo amoroso o una pérdida de empleo distorsionan nuestra realidad y nos hace actuar como un ciego sin su lázaro.

Me ha asignado, un guía un coagente que recurra mis ademanes, maneras y pronunciamientos cuando opte por no dejarme contagiar de angustias y miedos y por el contrario responda a los envites con dulzura y talento.

Me comprometo y prometo que pondré mi empeño y voluntad en no dejar con el culo al aire los postulados de mi psicólogo, que para eso le pago. Que no seré sarcástico ni borde ni irónico, mucho menos seré agresivo ni interrumpiré una conversación o intentaré hacer prevalecer mi opinión por encima de otro (toco, madera y me digo: lo justo, solo lo justo).

Ahora salgo a la calle.
Una chica de altísimos tacones cruza un paso cebra hablando por el móvil, camina despacio como quien pisa los pétalos sin llegar a romperlos.
Las calles a estas horas no contagian su angustia ni miedos. Hay una sala en la noche abierta a los sueños. Justo cinco minutos antes de la nueva hora, prevalece una urgente humedad, como si una pestaña se extendiera por la almohada mientras se aventuran los pasos de la madrugada al día; al sofá le sobran los pies y el desamor. Sobre la cómoda cada gato con su foto: mansos, boreales; otras personas, otros retratos.


Podríamos decir que hoy es un día perfecto y que la música suena alrededor de mi cintura.


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6 comentarios:

Mónica Angelino dijo...

...o eso me pareció entender...
qué bueno que cada cual entiende la vida a su manera.

hay imágenes muy buenas Alonso!!

Besos.

Alonso de Molina dijo...

gracias por pasarte Mónica

un beso para ti

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Leni dijo...

Todos en algún momento nos paramos a pensar en nuestra realidad.
Y en si estamos , o no,satisfechos de la vida.Cada uno a su modo hace su propio acto de contriccion,una declaración de intenciones.

Me despista algo en esa mujer.
Aunque podría ser muchas cosas.
Lo importante es no cerrar la puerta de esa sala de sueños.
Me alegro de la alegría de ese día perfecto.¿Sabes que en la teoria china ,de la cintura nacen 6 meridianos muy importantes?.
Uno de ellos en los riñones...

Muy bueno.

Beso.Hoy de baile.

Alejandra Menassa dijo...

Hola Alonso: "Hay una sala en la noche abierta a los sueños". Esa me encantó.
Y ciegos somos todos, hay un cuadro del viejo Bruegel, donde un ciego conduce a otros ciegos: el mundo a veces no es más que eso: todos ciegos esperando que alguien aporte alguna luz
Besos

Alonso de Molina dijo...

Gracias Leni, gracias Alejandra

un fuerte abrazo

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Claire Deloupy dijo...

Hola Alonso...Me encanta tu prosa que tan pronto se vuelve poesía.
Un abrazo.