lunes, 13 de abril de 2009

Amapola

"Campo de amapolas en Giverny" (1885)
Claude Monet


La amapola es una mariposa
con un ancla fondeada en tierra.
Es una bendición entre lo yermo,
nexo alado sonriendo a la muerte,
efímero botón del horizonte
que silencia su adiós
y aproxima el rojo de la sangre
a la inacción del cielo inmaculado.


Laura Gómez Recas

7 comentarios:

Alejandra Menassa dijo...

Qué amapola más humanizada. Me gusta poeta. Hay poetas que naturalizan al hombre y poetas que humanizan a la naturaleza. Me quedo sin dudar con los segundos, Germán Pardo García es un genio de ello.
Un beso Laura, el poema es pura belleza, además con la gracia del simbolismo flor-mujer. El verso botón del horizonte, me encantó.

Alonso de Molina dijo...

una alfombra roja, pródiga estampa que conforma los paisajes invitándonos en su serena calma, a la quietud del instante.
Tambien he reparado con agrado en el efímero botón del horizonte

(ahora en primavera abundan como nunca los campos y las amapolas)

te sales Laura

un beso amiga

.

Leni dijo...

Precioso Laura.
Has pintado el cielo como lienzo expectante con el rojo sangre de una humilde amapola.
Hermosa música de fondo que se cuela por el botón del horizonte.

Un beso

Laura Gómez Recas dijo...

Alejandra, muchas gracias por tu lectura. Has sacado algo con lo que no había contado: el simbolismo flor-mujer. No lo había pensado... Es un poema que escribí tan sólo pensando en la flor. La amapola tiene connotaciones importantes en mi imaginario y tuve que defenderla en una tertulia porque se la calificó de imagen manida. Lo pensé y me dije: ¿cómo la veo? Y salió este poemita.

Un besazo.
Laura

Laura Gómez Recas dijo...

Alonso, me alegra que te hayas trasladado a las laderas rojas de primavera con mis versos.

Un abrazo grande.
Laura

Laura Gómez Recas dijo...

Leni, posiblemente eso es lo que más me gusta del poema: el nexo-amapola. Une la sangre (la pasión)al insípido celeste del cielo.

Gracias por tus palabras. Son hermosas.
Laura

Yuria dijo...

Muy bellas y acertadas metáforas estas que te producen la contemplación de la amapola, tan perecedera y, sin embargo, tan roja y vital.

Un abrazo.