domingo, 15 de febrero de 2009

Todo era libertad




Para Bertolt Brecht (1898-1956) todo era libertad, fue su inseparable lucha. Era capaz de escribir luminosamente poemas, ensayos, manifiestos, libretos de óperas, artículos periodísticos, guiones cinematográficos. Fue su versatilidad característica para consumarse como artista, agitador, propagandista, rebelde y esteta. Siempre con una gran independencia y responsabilidad moral.

Fue el iniciador de la “literatura comprometida”, creyente de que el arte y la literatura son más relacionado de lo que hacemos creer. Pues Brecht fue ante todo un poeta y un dramaturgo moral, esencialmente comprometido con el futuro y el presente del hombre. Enalteció la obra de Rimbaud y de William Shakespeare. Ese artista múltiple perennemente estuvo involucrado en la lucha por la libertad que, comienza contra los nazis, cuando Hitler incendia el Reichstag e impone “leyes y decretos de emergencia”. En el momento que hace sentir sus protestas, Brecht es considerado por los nazis como subversivo y acusado de traidor, de comunista. Sus libros son confiscados y quemados en acto de fe pública. Sin embargo, no fue ningún obstáculo para que circularan profusamente en la clandestinidad. Brecht continuó inalterable en su creación, a pesar de los tristes momentos que pasaba Alemania en manos del nazismo, su lucha contra ellos jamás cesó, escribe: “Terror y miseria del Tercer Reich”, publicado en Nueva York en 1945.

Fue el eterno defensor de la autonomía originaria, ningún sistema puede permitirse la opresión de los pueblos, la libertad de expresarse y de exponer sus ideas. Una vez defenestrado el nazismo de Alemania, el nuevo Estado le da los medios necesarios para poner en práctica sus ideas sobre el teatro: Conjunto Berlinés. Erigiéndose en una compañía experimental de gran calidad artística, en la que todos los actores eran igualmente importantes. Esta compañía se constituyó en la fuerza principal de la cultura.

Es el Brecht en Plenitud, el escritor emocional, no irónico ni meramente ingenioso. No tiene tiempo de las elegancias del lenguaje, simplemente porque no cree que nuestra época sea en realidad, época elegante, el escritor debe ser ante todo un hombre de su tiempo. Brecht tiene una obra desigual, poco reconfortante, no es nunca un escritor ameno, no entretiene ni divierte, a pesar de que no menospreciaba en su propia vida la literatura de pura diversión. Tuvo la conciencia de escribir para el futuro y no para el presente.

Escribir un soneto a la belleza de la naturaleza cuando el mundo se hunde a nuestro alrededor, éstos fueron problemas fundamentales que se planteó el autor de Galileo. La literatura y el arte están comprometidos, como lo estuvieron en las pinturas del Greco y en casi todo el arte y la música de la Edad Media. En España el arte de compromiso toma envergadura en el teatro de Moratín y en algunas novelas de Benito Pérez Galdós como Doña Perfecta. Lo mismo puede decirse de novelas como Las uvas del Rencor, de Steinbeck, o Pan y vino, de Silone. Incluso la literatura que parece de crítica puramente negativa, como la Muerte de un viajante de Arthur Miller, está comprometida a su manera. La crítica a una sociedad, a un régimen puede llevarse a cabo tenuemente y conducir a cambios que el escritor desea. No tiene nada de extraño que Brecht, como escritor y como hombre, haya escogido el camino de la literatura política y comprometida. Lo sorprendente, por otra parte, es la capacidad con que supo dar voz a su indignación moral: “El destino del hombre es el hombre mismo”. Su rebelión se debe a la lucha contra las injusticias sociales y económicas. Ubicarlo en la crítica del siglo XX es casi confinarle y circunscribirlo al hado de un siglo, de su nacionalidad alemana, es negarle la universalidad a una de las grandes figuras literarias, políticas y sociales de todos los tiempos. “Llegué a las ciudades en la época de desorden, cuando reinaba el hambre, me reuní con los hombres en la época de los motines y me rebelé con ellos”.

Francisco Alarcón

2 comentarios:

Marco Costa dijo...

Interesante blog!

Alonso de Molina dijo...

Bienvenido Francisco, gracias por tu aportación


te mando un abrazo

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