
Transgredir la frontera de lo incierto
fue siempre su manera de existir
y oculto tras la máscara insalvable
de sus noches de nostalgia y tedio
se aferró al licor amargo de la vida
como única luz para sobrevivir.
Pasó sus días imaginando sueños
y quiso vivirlos intensamente,
con la ansiedad del que intuye
próximo el final de su existencia.
Jugó al ajedrez con el destino
y perdió, obsesionado por esa jugada
maestra que le diera la victoria
sobre los fantasmas de su conciencia.
Lo más duro, no fue sin embargo perder.
Lo más duro fue tener que aceptarlo.
7 comentarios:
Qué sencilla y magistral manera de decir tanto.
Precioso en su conjunto. Magnífico final.
Gracias Remedios, eres muy amable.
Un beso
Jaque a la aceptación!
!Muy bueno!
Mónica
Bravo
Un compendio muy bueno de poesía en este espacio. Un verdadero placer estar en tu blog. Te felicito.
Gracias amigos por vuestros comentarios.
Un saludo.
"Lo más duro, no fue sin embargo perder. Lo más duro fue tener que aceptarlo"
verdad verdadera poeta,
aplaudo tus letras
.
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