jueves, 19 de febrero de 2009

DESPERTAR

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Vivió apartado de la vida

ovillado como crisálida

en solitario letargo,

alejado del mundo y las quimeras.

Un día de insospechada belleza

regresó del olvido para descubrir

la luz de las horas sin sol

en los amantes ojos de la noche.

Ya no había lugar a la tristeza,

halló en otras miradas el azogue

donde recobrar el reflejo de la suya,

y recuperar el tiempo perdido.

Conoció el amor, la ternura, el desamor,

la alegría, el desencanto, la violencia...

y en la soledad encontró compañía

para despertar de su torpeza.


Ricardo Fernández

2 comentarios:

razul dijo...

¡Qué bonito!

Alejandra Menassa dijo...

De al tristeza, siempre es otro el que vuelve, y lo hace entre otros, por otros y con otros.
Muy bello regreso de la melancolía...
Un beso