Por un instante mis ojos desnudaron su alma,
yo desnudé la mía si más agitación
que la de una hoja cuando cae de la rama;
mientras su lengua recorría mis labios,
ella, con mesura, me instruía
sobre el misterio de la carne.
Fue en ese momento
que las puertas del purgatorio
se abrieron irreverentes
y en el soplo que dura el placer
la lujuria golpeó mis manos
y mi aliento, nuevamente,
invocó a la carne
Los cuerpos entre sí
pedían la avenencia del éxtasis;
no era preciso cruzar miradas
ni derramar afectos en la piel del otro,
nuestros ojos ignoraron los símbolos
ahogando todos los temores
y con las almas desnudas,
en la perversa llamada al culto,
persistimos sumidos en la carne
yo desnudé la mía si más agitación
que la de una hoja cuando cae de la rama;
mientras su lengua recorría mis labios,
ella, con mesura, me instruía
sobre el misterio de la carne.
Fue en ese momento
que las puertas del purgatorio
se abrieron irreverentes
y en el soplo que dura el placer
la lujuria golpeó mis manos
y mi aliento, nuevamente,
invocó a la carne
Los cuerpos entre sí
pedían la avenencia del éxtasis;
no era preciso cruzar miradas
ni derramar afectos en la piel del otro,
nuestros ojos ignoraron los símbolos
ahogando todos los temores
y con las almas desnudas,
en la perversa llamada al culto,
persistimos sumidos en la carne
.
1 comentario:
No sabía que también escribías poesía erótica, me está encantando este descubrimiento de fin de semana.
Un beso Alonso. Muy bueno el poema
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