Hago
acopio de la vida
bajo el
asfalto pecaminoso
entre lo
que se dice
y no se
hace.
Huelo
detrás de las puertas
a arrogancia
y olvido
tentadas
por
puntas
enturbiadas de humildad
y un
eco cayendo
por el
desfiladero
de las
desigualdades.
Me sorprende
aún
el don
de la limosna,
el
payaso sin papeles
muerto
de miedo
y el
grito inacabado de
¡ paga
por vivir ¡
Me
cuenta la historia
que todos
procedemos de inmigrantes
y seguimos
cosiendo
sayales
muertos
que huelen
a derrota
en
tragos de pogromo.
Algunos
me llaman heteróclito
Yo me
defino transgresor de leyes impúdicas.
Mientras
siga habiendo
nauseabundos
ónfalos
en
contumelia palabra,
seguiré
siendo ése tráfago
defendiendo las igualdades.
José Manuel Acosta.
2 comentarios:
Afortunadamente somos desiguales, hombres y mujeres, sudaneses y brasileños..., y ¡viva la diferencia!,pues estoy muy orgullosa de que así sea, y en concreto de ser mujer. El pequeño gran detalle es que todos, todos, tenemos los mismos derechos.
Estimada Cecilia, todos tenemos los mismos derechos, es cierto, pero no siempre se hacen patentes, la pobreza infantil, la violencia hacía la mujer, las desigualdades económicas entre hombres y mujeres y así un largo etc, aunque estoy contigo, gracias a las "desigualdades" el mundo progresa adecuadamente. Un saludo.
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