un beso escondido en la voz,
un río ladrón de miradas,
un adiós sin recuerdos,
una estrella melancólica,
un poema sin final.
Y a veces soy una lluvia de ángel,
el inicio de un camino descendente,
un trino de ruiseñor sin ausencias,
estrellas besando la ventana,
un recuerdo de magia y fantasía,
una siesta bajo sauces renacientes
mirando desde hojas evocadoras.
La diferencia, muchas veces entrelazada
en encrucijados pensamientos,
está en tu mirada entre sábanas
sudadas, furtivas y fugitivas.
Francisco Javier Illán Vivas
1 comentario:
Es un poema sencillo y hermoso, como el que he leido antes, llega directo al corazón y es capaz de llegar a todos los corazones, grandes, pequeñitos, medianos... por su sencillez, me encanta este tipo de posía.
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