Tengo el olor de tu pelo
recién lavado,
el olor de tu mirada
recién amanecida,
el olor de tu risa
recién renovada.
Tengo el sabor de tus besos
recién horneados,
el sabor de tu piel
recién amasada,
el sabor de tu lágrima
recién mezclada.
Recién matinada,
aclarada al rayar el día,
tengo tu luz en el espejo
amorosa, galante, apasionada,
reconciliada en el pantano
de mi memoria
como hace tanto tiempo.
Estos han sido, hoy, mis regalos:
tu pelo, tu mirada, tu risa,
tu beso, tu piel, tu lágrima,
tu luz que envidia la mañana.
Tú, siempre la misma.
Tú, siempre diferente.
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