UNCIÓN
Minimicé mi voz
hasta llegar a cero
en la escala numérica
de mis lágrimas tenues.
Callé hacia el punto
de escuchar tu voz
que me invita al atrio
para lamer las mieles
de tu doctrina eterna.
Caramelos de cielo
aterrizan sin pausa
en un alma callada
y destellos de gloria
agudizan lo que eres
y entiendes…
En tu manto repliego
refugiada y atenta
de percibir tus ondas
dulces ondas de fuego…
SUSANA RODRIGUES TUEGOLS
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1 comentario:
"...tu voz
que me invita al atrio
para lamer las mieles
de tu doctrina eterna."
¡Vaya, Susana! ¡Qué bien! Me fascinan estos versos.
Besos,
Laura
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