domingo, 30 de agosto de 2009

Se apilan cadáveres a lo largo del VRAE.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
Clamando: “Tanto amor y no poder nada contra la muerte”
Pero el cadáver ¡ay! Siguió muriendo.
César Vallejo (Poema Masa)

Nuevamente caen inmolados los hijos del pueblo, los soldados de la patria, bajo las balas asesinas de narcosenderistas en el VRAE. Ellos, entregaron lo más preciado y sublime que tiene el ser humano, su vida, para defender la democracia, esta misma democracia que se olvida de ellos; además de preservar la vida y valores de los 28 millones de peruanos.

Murieron clamando justicia, rogando por sus derechos humanos olvidados y conculcados, por la insidia intolerante de las ONG´S que dicen defenderlas, pero que a la vuelta de la esquina, los denuncian por violación de derechos humanos del enemigo artero de la nación peruana. Cómo luchar en esas circunstancias tan adversas.

Un dilema doloroso crece, morir bajo las balas asesinas del narcosenderismo o ser denunciados por violación de los derechos humanos de los enemigos de la patria.

Sí señores, dos soldados de nuestro Ejército entregaron sus vidas, murieron heroicamente, pidiéndole al gobierno que el plan para esta zona no sea un cúmulo de buenas intenciones retoricas, sino acciones firmes y objetivas, si realmente se desea dar solución a esta grave encrucijada en que se encuentra nuestro país.

Esta acción traicionera y cobarde de las hordas de narcosenderistas, merece una explicación inmediata de los responsables de conducir las operaciones. Mientras acá en la capital se planteaba la polémica de quién manda en el VRAE, si la PNP o las FFAA, transgrediendo la Unidad de Comando crucial en esta lucha, nuevamente los senderistas en connivencia con el TID, tiñe de rojo con sangre patriota la selva de este valle.

Y con toda seguridad, las primeras planas de los diarios, los titulares de los medios televisivos y radiales, le darán la cobertura que le corresponde, durante un corto tiempo, como ya es usual, luego todo regresará a la vida normal.

Porque la vorágine de la vida político-social del país que no se detiene por minucias, hará que esas muertes heroicas se sumen y engorden los datos estadísticos y la casuística temporal, que el tiempo fiel cómplice en estas circunstancias se encargará de sepultar, como cualquier otro caso, al igual que el de Sanabamba que se olvidó muy pronto.

Mientras tanto, la nueva autoridad política del VRAE, hace su debut con un marcador contrario. Qué hará ese señor frente a este hecho lamentable, cuál será su respuesta, podemos presumir que guardará prudente silencio y que sus respuestas estarán en buscar responsables en linderos como: la falta de inteligencia, su reciente nombramiento al cargo y buscar chivos expiatorios.

Hasta la década anterior el Perú era productor de pasta básica de cocaína y los envíos a Colombia eran pan de cada día, allí donde le daban el valor agregado, convirtiendo la pasta en cocaína, la lucha frontal que han emprendido las FFAA colombianas han obligado a un desplazamiento de la producción de la cocaína hacia nuestro país.

En lo que va del año, las muertes por embocadas de narcosenderistas a las FFAA suman16 entre los clases y soldados fallecidos. Nuevamente nos estamos acostumbrando a enterrar nuestros muertos, con honores, banderas sobre sus ataúdes y promesas de indemnización a los deudos. Sin chalecos antibalas, refuerzos inmediatos y apoyo aéreo, pero, con la misma indiferencia con que un insecticida mata cucarachas o moscas. No pasa nada.
Mientras la guerra se desarrolle muy lejana, casi a 400 kilómetros de la capital, focalizada según algunos analistas, que no constituyen peligro según otros, nadie se preocupará, ese es un asunto que deben solucionar las FFAA. Craso error, una mala apreciación estratégica puede conducirnos a un callejón sin salida. No volvamos a cometer el mismo error de los ochenta del siglo pasado.

La percepción general es que hay una marcada indiferencia por parte de nuestra población urbana frente a estos hechos dolorosos que enlutan hogares humildes, mientras que la mayoría de jóvenes en edad de servir a la patria de manera voluntaria, se dedica a vivir una vida muelle y divertida.

Debemos presumir que nuestras autoridades, realmente no han medido el peligro que representa esta nueva modalidad de lucha, adoptada por la organización narcosenderista. Así se desarrollaron las FARC en Colombia y miren el problema ya tiene más de 30 años.

El peligro del VRAE es que se está incubando un enemigo más letal que el propio SL de la década de los ochenta, que era eminentemente ideológico, hoy con el control del TID, con la suficiente cobertura económica obtenida y el equipamiento de las huestes narcosenderistas con armamento y comunicaciones de última generación, la guerra se está poniendo cada día más difícil.

Es perentorio, que el gobierno impulse el Plan de Desarrollo del VRAE porque sabe y conoce, que esta guerra es eminentemente política y que en ella tienen participación muy importante, los partidos políticos y sus líderes. Esta no es una lucha que privilegie la acción solamente militar, en busca de una solución inmediata. Si esto sigue así, continuaremos enterrando nuestros muertos.

2 comentarios:

MentesSueltas dijo...

Tremendo texto... me retiro en silencio, algo triste.

MentesSueltas

Anónimo dijo...

Excelentes letras!

Besitos