El futuro día a día
no es más que este presente que se achata
en las frías baldosas mordiendo los amargos
abrojos de tu cielo de diademas putrefacto
tu carbón de minas desvastadas
-polvo en los ojos-
todo está aquí
anclado en las repisas y los sepias
en la moneda de diez con todos sus centavos
la naranja en la mano y el ácido en los ojos
todo licuadora-mente ahogando
tratando de asumir que
cuando llueve
también la lluvia se moja
siempre vuelvo de visita por tu ausencia.
Mónica Angelino
6 comentarios:
Qué bueno, Mónica: la aparente obviedad de que cuando llueve también la lluvia se moja, me pareció genial, cuando odiamos, también nosotros quedamos incluídos en el odio (o cuando amamos en el amor.
Besos
¡Qué poema, Mónica! Excelente. Poesía, poesía, poesía. Esa doma del lenguaje me fascina y entra en lo divino.
Felicidades.
Laura
Hola Mónica...¡Fuerte tu poema!Me impactó también "asumir que
cuando llueve
también la lluvia se moja".Y "asumir" que hermoso verbo.
Gracias Mónica.
*Muy interesante tu comentario Alejandra: da de pensar. Entonces, ¿cualquier verbo que vivimos nos implica?
"La naranja en la mano y el ácido en los ojos".
El escozor hasta el límite.
Mónica un poema que escuece desde la ausencia.
Que moja.
Muy bueno¡¡¡
Un beso grande.
¿Se pueden vivir los verbos sin implicarnos? ufff
No te lo había descubierto, Mónica. Has colaborado notablemente, en esta tarde gris, gris, gris... a mi nostalgia ácida. Le estoy preguntando a la lluvia.
No me responde, parece que está ausente. O seré yo la ausente.
(mejor dejo el desvarío que me provocan tus imágenes)
Un abrazote.
Hola Mónica,
contundente el poema, la pisada y la huella del futuro por venir y del presente que se vive.
Precioso el final.
Besos
Mónica
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