Cuadro: El olfato. Lagreneé
Desvanecerse, bajar al desván
donde me esperas,
donde distraído te pierdes en los libros,
donde te disfrazas de mujer asustada,
y pareces prolongar los instantes,
y acometes la empresa imposible de amarte.
El suelo frío de cemento,
y la banqueta donde apoyaba la punta
de mis pies para que mi sexo
quedara a la altura de tu sexo.
Estábamos confundidos,
creíamos que sería para siempre ¿recuerdas?
Cada verso una manera de besar,
cada movimiento una palabra.
Nos decíamos frases con la cadera,
con los dientes, con tus brazos en mis brazos.
Cada foto, el disfraz de payaso,
los paraguas, las cartas amarillas
del abrazo del tiempo,
cada mota de polvo, guardan las vibraciones,
el temblor de los cuerpos.
Después, vinieron los días
donde no tuvimos que fabricar
en secreto el amor,
y sin embargo, ese lugar
era un refugio del deseo.
Era respirar ese olor a humedad,
sentir el helado cemento en los pies,
la temperatura siempre constante,
como si fuera un mundo fuera del mundo,
y entonces me soltaba el cabello
y lo agitaba como una tempestad,
y apenas me quitaba la ropa necesaria.
Tú tendrías supongo tu proceso,
no sé si era lo mismo lo que encendía tu pecho,
y no soy tan necia para pensar
que un lugar sucio pueda lo que
no puede una palabra,
pero había frases que yo sólo podía
decir en el desván.
Frases como titánicos resortes,
frases como manadas desatadas,
frases que sembraban la locura en tu sexo.
Y después, el olor a humedad,
mezclándose con la transpiración
y con la destilación de los cuerpos,
como alambiques rotos.
Y después, las lenguas girando
en heliotropo.
Y alguna otra frase, al final,
que lo borraba todo,
que hacía de las huellas del amor,
donde me esperas,
donde distraído te pierdes en los libros,
donde te disfrazas de mujer asustada,
y pareces prolongar los instantes,
y acometes la empresa imposible de amarte.
El suelo frío de cemento,
y la banqueta donde apoyaba la punta
de mis pies para que mi sexo
quedara a la altura de tu sexo.
Estábamos confundidos,
creíamos que sería para siempre ¿recuerdas?
Cada verso una manera de besar,
cada movimiento una palabra.
Nos decíamos frases con la cadera,
con los dientes, con tus brazos en mis brazos.
Cada foto, el disfraz de payaso,
los paraguas, las cartas amarillas
del abrazo del tiempo,
cada mota de polvo, guardan las vibraciones,
el temblor de los cuerpos.
Después, vinieron los días
donde no tuvimos que fabricar
en secreto el amor,
y sin embargo, ese lugar
era un refugio del deseo.
Era respirar ese olor a humedad,
sentir el helado cemento en los pies,
la temperatura siempre constante,
como si fuera un mundo fuera del mundo,
y entonces me soltaba el cabello
y lo agitaba como una tempestad,
y apenas me quitaba la ropa necesaria.
Tú tendrías supongo tu proceso,
no sé si era lo mismo lo que encendía tu pecho,
y no soy tan necia para pensar
que un lugar sucio pueda lo que
no puede una palabra,
pero había frases que yo sólo podía
decir en el desván.
Frases como titánicos resortes,
frases como manadas desatadas,
frases que sembraban la locura en tu sexo.
Y después, el olor a humedad,
mezclándose con la transpiración
y con la destilación de los cuerpos,
como alambiques rotos.
Y después, las lenguas girando
en heliotropo.
Y alguna otra frase, al final,
que lo borraba todo,
que hacía de las huellas del amor,
el silencio del poema.
Alejandra Menassa De Lucia , del libro La piel del deseo Ed. Grupo Cero
8 comentarios:
No existe el
silencio en tu poema.
Hay un poco de alma desbocada.
La cadencía del amor ,que se prolonga en tus versos.
Leerlo tenue...
Bello Alejandra
"como si fuera un mundo fuera del mundo,..."
Un beso linda
(estábamos las dos poniendo una entrada...)
Hola Leni: si, eso nos pasa por estar despiertas a unas horas innombrables de la noche.
Besos y gracias por el comentario
¡Este poema me parece tan diferente hoy!Como si tuviera varios niveles que no se pueden abarcar en una, ni dos, ni tres lecturas...Para mí es uno de tus poemas antológicos.Me encanta todo lo que dice en :"era un refugio del deseo" como si la vida cotidiana de una pareja matase el deso. Gracias por haberlo escrito.Un beso
Hola Claire: Si la hacen cotidiana quizás, pero si cada día es un día nuevo... Un beso y gracias por tu comentario
otro enorme poema Alejandra
un beso
.
Gracias Alonso,
un beso
Escucho en este poema una voz diferente,un tono distinto, una melancolía entretejida.
Me place leerte.
Gracias Mónica, la melancolía no es lo mío, defintivamente, pero a veces es inevitable.
Besos
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