viernes, 24 de octubre de 2008

COMIENDO PELOS COMO HEREJÍA POÉTICA

Comiendo Pelos como Herejía poética, en el que comparto autoría con Cesc Fortuny i Fabré, será presentado oficialmente en Barcelona en Enero de 2009 con la colaboración del Museo de Poesía de Cataluña (MUPOCAT) y el emblemático centro cívico Pati Llimona, lugar donde se llevará a cabo la presentación-performance. El libro ha sido editado por Ediciones Atenas y prologado por el filólogo Andreu Navarra Ordoño.

Cómo se gestó el proyecto: Némesis elaborada por Cesc Fortuny i Fabré.

Hacia principios de 2007, decidimos Marian Raméntol y yo en una extraña noche alucinatoria, que debíamos emprender un proyecto literario juntos. Un proyecto que debía estar alejado de lo que se denomina poesía o prosa formalmente.
Quizá deba buscar los antecedentes cuando Marian me comentó que no se sentía demasiado cómoda con la prosa que escribía, y que sin embargo tenía muchas ganas de escribir algún relato o cuento. Nos encontrábamos en una tasca de vinos en Barcelona, allí por el casco antiguo y entre queso, jamón y vino, empezamos un experimento por pura diversión que consistía en convertir unos versos de Marian, en un relato corto. Nos reímos, bebimos, comimos, bebimos, creamos, bebimos ... y no recuerdo mucho más.
Tiempo después, recobramos ese mismo experimento y empezamos a escribir unos cuantos versos a cuatro manos. Sin darnos cuenta, emprendimos un viaje inconsciente en el que después de cenar, recitábamos poemas de autores que nos gustaban o algunos propios, veíamos películas, escuchábamos música y sobre todo escribíamos. De todo ese material disperso y bastante caótico, empezó a nacer el caldo de cultivo del particular mundo que terminaría por llamarse “Comiendo Pelos como Herejía poética”.



A mi particularmente, siempre me ha gustado trabajar con el material sacado del inconsciente, accediendo a él mediante sueños, meditación o “sustancias” que favorezcan el llamémosle “contacto”, y más tarde trabajar todo esto mediante “cut up”, escritura automática etc ...
Marian en cambio, ataca su trabajo de una forma mucho más racional, con su libreta en ristre, apunta absolutamente cualquier frase que le parece ingeniosa, para después desgranarla y digerirla en su particular taller literario. El resultado de nuestras sesiones, fue un compendio de ambos métodos. Podríamos decir que sistematizamos el caos.
A mediados de 2007 el proyecto ya tenía nombre, y un tono oscuro y existencial muy marcado. En ese punto, empezamos a pensar qué haríamos con esos versos, cómo lo publicaríamos o cómo íbamos a parir aquel engendro. Pensamos en sacarlo a la luz mediante las nuevas tecnologías, pero también en publicar un libro de forma más tradicional si encontrábamos a alguien suficientemente perturbado como para acceder a ello. Nuestro hombre era José María Pinilla, poeta y editor que lleva años metiendo caña con una poesía arquitectónica increíblemente bien articulada, cuya amistad con Marian se remontaba años atrás con la fundación del grupo de poetas “Laie”.
Nuestros temores se fundaban en si José María accedería a publicar a nuestro monstruo y en si encontraría apropiado aquel experimento poético para su editorial. Todo hay que decirlo, José María cuida al milímetro sus ediciones, las mima como si se tratara de sus propios textos. Así que temíamos que si no le apetecía el proyecto, no lo aceptaría.
Para nuestra sorpresa José María se mostró encantado, nos profesó en todo momento un delicado afecto, podríamos decir que nos mimó como a los mismos libros que publica en su editorial, Ediciones Atenas.


La dedicación del libro fue tarea facil. Roberto Cantele es un poeta chileno con una voz oscura y desesperada que sin embargo suda sensibilidad por todos sus versos. El mismo día en que Marian me leyó sus poemas, me enamoré perdidamente de su trabajo (poco sabía yo que algún tiempo después lo terminaría considerando un amigo). Marian llevaba tiempo manteniendo con él una relación poética a distancia, pero no por eso menos intensa. Pensamos, por nuestra afinidad con sus textos y con su persona (dotada con un corazón más grande que todo Chile) que si alguien conectaría completamente con los entresijos oscuros del texto, éste sería Roberto.
Con el libro casi empaquetado, pensamos en un prólogo, o mejor dicho en un prologuista. Y ahí apareció Andreu Navarra, con el que me une una profunda amistad de hace años, borracheras filosóficas y un grupo de música, entre otras miles de cosas. Andreu es un tipo brillante, un escritor honrado, y en estos tiempos en que la “popularidad” parece ser el único caramelo deseable, esto se torna una virtud inestimable. Participa en innumerables publicaciones en la red y en papel, esparciendo su sapiencia de filólogo, y ha publicado poemários y cuentos en diversos formatos y editoriales. Estos últimos, deliciosamente perversos, de los que no te dejan indiferente vamos. Como decía, nos une también un grupo de música, Entropia. En él, toca la batería y yo la guitarra.
Le propuse hacer el prólogo una tarde en el ensayo, lo primero fue partirse el culo claro, pero luego frunció las cejas y se puso a calcular. Todos vamos faltos de tiempo, así que hay que calcular, siempre calcular. Aceptó sonriendo y le pasamos el libro. El resultado fue ese delicioso prólogo que abre Comiendo pelos como herejía poética y por el que le estaremos siempre agradecidos.
(Cesc Fortuny i Fabré- coautor)

Aperitivo, algunos fragmentos.

Nacimos con las bocas muertas
y conectados a la misma banda ancha
que los fantasmas.

Es la sintaxis que une las cifras
lo que encubre la mentira de Dios
cuando el sol muere de otro infarto,
y el entendimiento nos empuja
a la más absoluta de las soledades.
Vivimos en un carnaval por cuenta propia
en un mundo
que no es más que un charco de ranas.
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La basura sitia la ciudad
y el ventrículo izquierdo del corazón
interroga al espejo,
para que las prostitutas recuerden siempre
que el tiempo es un engaño
y tú eres el reloj.

Los ojos psicópatas de un ángel
cultivan margaritas desde una caja de pino,
y ni siquiera puedo sentirme culpable,
ahora sonríen entre partida y partida de solitarios.

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El tiempo puede ser la enfermedad
cuando nos agachamos para vivir,
al fin y al cabo
la vida es una situación excepcional.

Mantén las rodillas juntas niña,
o perderemos el último tren al país de Nunca Jamás.

Modificaciones artificiales
cibernéticamente mejoradas,
seres de espíritu extraviado.

Una nube con rostro de eremita
baila sobre los curas que rezan siempre en diferido.




4 comentarios:

Alonso de Molina dijo...

Estoy seguro que será una gran obra que habrá que leer. Os felicito y os mando un fuerte abrazo

.

Marian Raméntol dijo...

Muchas gracias Alonso, y un abrazo fuertísimo.

Marian

Ignacio Bermejo dijo...

Wuauuuuu, me quedo alucinando y con ganas de leer todo. Un abrazo y ánimo.

Marian Raméntol dijo...

muchas gracias Ignacio, os iré informando...

Un abrazo
Marian