Cuadro: Una ofrenda a Venus, de Godward
Ponme una mano aquí, sobre la noche,
hazme crecer oscuras madreselvas entre los tiernos pechos
átame la mirada a las pasiones, el aliento a la cama,
átame a los sueños, para que no se escape la mañana.
Las cuentas del collar que hacemos cada día
son de rosas mezcladas con saliva,
y tu, orfebre de mi sexo, tienes la precisión de un ingeniero
y el alma de un poeta
y haces nacer de mí tus ecuaciones o tus versos,
como hijos del espanto, por millones,
según la intensidad del movimiento,
la fuerza de tu pelvis, la velocidad de la tonada.
Recitas en inglés a un Shakespeare que desconozco
y yo te amo, sobre las altas torres de París,
vestida con un sombrero ruso de piel con orejeras,
a 30 grados bajo el sol abrasador de Nôtre Dame.
Somos una estrella partida,
descuartizado astro,
la rota voz de los acíbares,
el oro milenario de los Incas,
la última esperanza de Occidente,
el ave Fénix irreductible en sus cenizas.
Veo surgir entre las sombras, tu rostro
aquél que porta la llave de los besos,
aquél que sostiene la mirada del sol,
pupilas encendidas del deseo.
Me deslumbra la dicha de tenerte y no tenerte,
Se me deshace el nudo en la garganta,
se me pueblan los ojos de calandrias,
se desparrama el amor de tanto agitarlo por las noches.
Te vendo, por unas monedas de esperanza,
el alma que me falta.
Alejandra Menassa de Lucia
http://alejandramenassa.blogspot.com/
Ponme una mano aquí, sobre la noche,
hazme crecer oscuras madreselvas entre los tiernos pechos
átame la mirada a las pasiones, el aliento a la cama,
átame a los sueños, para que no se escape la mañana.
Las cuentas del collar que hacemos cada día
son de rosas mezcladas con saliva,
y tu, orfebre de mi sexo, tienes la precisión de un ingeniero
y el alma de un poeta
y haces nacer de mí tus ecuaciones o tus versos,
como hijos del espanto, por millones,
según la intensidad del movimiento,
la fuerza de tu pelvis, la velocidad de la tonada.
Recitas en inglés a un Shakespeare que desconozco
y yo te amo, sobre las altas torres de París,
vestida con un sombrero ruso de piel con orejeras,
a 30 grados bajo el sol abrasador de Nôtre Dame.
Somos una estrella partida,
descuartizado astro,
la rota voz de los acíbares,
el oro milenario de los Incas,
la última esperanza de Occidente,
el ave Fénix irreductible en sus cenizas.
Veo surgir entre las sombras, tu rostro
aquél que porta la llave de los besos,
aquél que sostiene la mirada del sol,
pupilas encendidas del deseo.
Me deslumbra la dicha de tenerte y no tenerte,
Se me deshace el nudo en la garganta,
se me pueblan los ojos de calandrias,
se desparrama el amor de tanto agitarlo por las noches.
Te vendo, por unas monedas de esperanza,
el alma que me falta.
Alejandra Menassa de Lucia
http://alejandramenassa.blogspot.com/
12 comentarios:
Bravo, Alejandra! Sensualidad, geografía, cuerpo, inestabilidad, amor... Entre las sombras, este engarce de palabras, estos versos lumninosos!
Un abrazo!
Catarata de sensulidad en verso!
Un beso Ale!
Mónica
Tu decir envuelve y rejuvenece...
Es una vuelta al pasado que no fue...
Gracias por llevarme...
Un abrazo,
AMADEUS
el inicio no puede ser más sugerente: "Ponme una mano aquí, sobre la noche" es en sí mismo un poema, el poema tal vez, incluso con el derroche de imágenes que le continúan.
Te aplaudo nuevamente Alejandra
.
Alejandra, esto es un derroche de imágenes que conducen casi, casi a la ansiedad. Descomunal catarata, como bien dice Mónica. Empiezas a leer y ya no puedes parar, pero hay que volver a empezar porque crees que algo te dejaste en el empeño de sentir, sentir, sentir...
Enhorabuena.
Laura
Gracias Bibiana, te digo que me estoy acostumbrando a tus comentarios, son ya como una droga necesaria. Un abrazo
Gracias Mónica, adoro las cataratas. Un beso, linda
Hola Amadeus: muchas gracias, quizá la mayor virtud del poema es poder transportar a otra realidad.
Así que es para mí un honor que tú puedas decir eso de mi poema.
Un beso
Gracias Alonso, guardo en una cajita todos tus aplausos, porque hay momentos donde hace bien escucharlos.
Un beso
Gracias Amiga Laura, bella Laura aunque nunca haya visto tu rostro, he visto tu poesía, y me enamora.
Un abrazo.
Precioso Alejandra.
Haces que me mezca en tus versos.
Es un manjar dulce y sensuál.
Y el último verso es hermoso.
Beso
Muchas gracias Leni, no había visto tu comentario, ahora vuelvo y lo leo, y te lo agradezco.
Besos
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