jueves, 12 de marzo de 2009

Sin título

"Mujer leyendo" (1875)
Pierre Auguste Renoir

Nunca me gustó dar título a un poema.
Es aplicar trazos de rigidez a las nubes,
entablar diálogo sordo con la bruma,
marcar la distancia exacta de la estrella.

El título es la certeza del resumen
que enajena el alma prolongadora del verso.
No es factible reducir el viento a brisa,
ni someter un bramido
de oleaje en una taza.

¿Se podría retener entre las manos
la sonrisa de un ángel,
mutilando las alas que atraviesan
las entrañas del lector?
Es mejor glosar cada palabra,
extenuando en cada sorbo su sabor,
perder el equilibrio entre las líneas,
intentando adjetivar las entelequias
que confunden la retina
con el sexo o el pulmón.

Si, mientras, se ha llegado a palpitar,
no hay título que merme, en esta brega,
el brebaje que se cuece sobre el fuego
atizado con tinta por la pluma;
es por eso que este texto no lo halla
y sin título lo encajo en el papel.
Laura Gómez Recas

5 comentarios:

Mónica Angelino dijo...

Saber decir, eso es lo que tu haces: saber decir.

Mónica

Alonso de Molina dijo...

que buena entrada Laura: "marcar la distancia exacta de la estrella", por otro lado en parte
coincido contigo: "El título es la certeza del resumen" pero no tanto en: "enajena el alma prolongadora del verso"; aunque es cierto que cada autor tiene sus motivaciones, tus tendrás las tuyas y seguro que son coherentísimas, para mi el título, casi siempre, es el centro del poema, el foco donde quiero situar al lector y la pista que le ayuda a comprender los signos a descifrar (si es que un poema hubiera que entenderlo o descifrarlo). Así: "empotrado en el papel" tus letras brillan

Aplausos Laura

Laura Gómez Recas dijo...

Gracias, Mónica. ¡Glub! ¿Qué te puedo decir, sino otra vez gracias?
Besitos, pero grandes para ti, que también sabes decir, doy fe de ello.
Laura

En cuanto a ti, Alonso, ya sé que no estás de acuerdo. Surgió el tema en Madrid, ¿recuerdas? Yo casi todos los poemas los titulo por obligación. Las pistas las dan los versos o la retina del que lee o su alma o vaya usted a saber qué. Y si no llega, ¡qué se le va a hacer! Será que no estaba escrito para él/ella.

Sin embargo, a este poema sí que le quería poner título. ¡Ironías!
Un besazo grande... me encanta disentir :)
Laura

Leni dijo...

(Entre tu yo...A mí tampoco me gusta ponerle título a los poemas).
Es mayor la aventura de adentrarte pooc a en el poema a ciegas.

Me encanta como lo expresas y lo argumentas¿A este si que querias ponerle título??
¿Cuál era?jejeje..

Un beso

Manuel Alba dijo...

Qué razón tienes... Me ha llegado el pensamiento a pesar de no haber titulado el poema, como dice Mónica debe ser el "saber decir". Yo, después de todo, me dí cuenta que debía titularlos si es que pretendía que el lector supiera de qué estaba hablando.
Por cierto, muy acertadas las expresiones; me han gustado mucho.
Un abrazo.